En un país como Perú, donde los terremotos son una amenaza constante, la implementación de sistemas de aislamiento sísmico y disipación de energía es una solución clave para proteger vidas y estructuras. Estos sistemas no solo minimizan el impacto de los sismos, sino que también garantizan que los edificios permanezcan funcionales tras un evento, reduciendo los costos de reparación y evitando interrupciones operativas significativas.